El chocolate una dulce tradición: Bogotá, D.C. Colombia


El chocolate una dulce tradición:
Museo de la Independencia - Casa del Florero

Bogotá, D.C., Colombia



A través del tiempo, el chocolate ha hecho parte de la historia y tradición de los diferentes pueblos. Más allá de su origen, la preparación y degustación, esta bebida ha sido utilizada como una excusa para reunir, socializar y disfrutar con otros, de una deliciosa taza.


En esta exposición se muestra cómo la tradición del chocolate ha trascendido culturas, desde los pueblos mesoamericanos hasta las distinguidas mesas de las elites santafereñas, quedándose para siempre en las tardes de las onces bogotanas.


Cacahuatl La bebida de los dioses


El cacao empezó a ser cultivado por diferentes pueblos indígenas mesoamericanos mucho antes de la llegada de los europeos a estas tierras. Mayas y aztecas fueron los mayores consumidores de este producto, ya que se consideraba que poseía propiedades curativas, además de ser un elemento de intercambio comercial. La bebida hecha a partir de agua y cacao tomó el nombre de cacahuatl y fue incluida dentro de los actos ceremoniales más importantes y su consumo estaba reservado para sacerdotes, guerreros y nobles de aquellos pueblos ancestrales. La variación en la elaboración del chocolate fue relatada por distintos cronistas de la época, mencionando aquellos ingredientes como chiles, flores de oreja y macazuchil, vainilla, achiote y miel, que hacían de esta bebida un alimento digno de los dioses.


La dulce bebida de la aristocracia


El chocolate como elemento de sociabilidad logró establecerse en Santafé y otras ciudades como práctica dentro de las altas esferas, convirtiéndose en un componente central en aquellos círculos. Los invitados a tomar el refresco podían socializar temas políticos, sociales y culturales, como ocurrió en 1813 con la chocolatada organizada por María Tadea Lozano para despedir a Antonio Nariño quien se disponía a viajar al sur con el ejército patriota.


Era costumbre durante aquel agasajo escuchar música de cuerda y bailar. Hombres y mujeres vestían sus más lujosos atuendos y se reunían en un gran salón decorado con finos sillones, mesas, floreros, espejos y candelabros, además de las costosas vajillas donde servían la tibia bebida. Los postres, bizcochos y panecillos hacían parte del acompañamiento del chocolate, así como el queso que generalmente era traído desde Ubaté.


El chocolate también es del pueblo


A mediados del siglo XIX, el chocolate pasó de ser una bebida exclusiva de las elites a formar parte de la alimentación diaria de los capitalinos. Pronto las chicherías y otros establecimientos se encargaron de la venta y distribución del producto, llegando de esta manera a los diferentes sectores de la sociedad. Algunos relatos mencionan que incluso, la bebida de cacao mezclada con harina de habas y salvado era suministrada a los reos de Bogotá (Cordovez Moure, 1875). Independientemente del refinamiento de la mezcla o la preparación, el chocolate llegó para arraigarse en la cultura bogotana, siendo desde esa época hasta hoy, una de las más dulces tradiciones santafereñas.


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